Quintino Marucci (1901-1991) nació en Italia. Su padre era un mago aficionado y lo inició en el arte de la ilusión desde muy pequeño. Como muchas familias italianas de principio de siglo, los Marucci emigraron a la Argentina en busca de una mejor calidad de vida luego de la primer Guerra Mundial. En esta tierra Quintino comenzó a tomarse más en serio la idea de trabajar como mago y comenzó a actuar en ferias y espectáculos de variedades. Su primer nombre artístico fue Tony Foolem pero luego lo cambió por el nombre con el que todos lo recuerdan: Tony Slydini, o simplemente, Slydini.
Durante la crisis de 1930 Tony se mudó a Nueva York donde para ganarse la vida tuvo que trabajar en un museo de la calle 42. Mientras iba aprendiendo a hablar en inglés comenzó a hacer presentaciones en espectáculos itinerantes, carnavales y ferias. Su personalidad cautivante y su estilo particular llamaron la atención de un agente durante un viaje de Slydini a Boston. Fue así como consiguió sucesivas contrataciones como mago que lo mantuvieron en esa ciudad durante siete años. Slydini se interesó durante su vida por el aspecto psicológico de la magia y su repercusión en el público. Es considerado un maestro de la misdirection, es decir del arte de la distracción. Sus rutinas cuidadosamente armadas y el tempo y ritmo de sus actuaciones hacían que Slydini pudiera conducir la atención de los espectadores hacia donde quisiera. “El ritmo lo es todo” solía repetir a sus magos discípulos. Para Slydini, el timing y la coordinación de movimientos, miradas e intención era fundamental en magia. Fue además uno de los magos que convirtieron a la magia de cerca o close up en un arte en sí mismo donde una mesa o un pequeño tapete se transforman en el escenario de los milagros. Entre sus grandes rutinas mágicas son especialmente recordadas los papeles sobre la cabeza, la rutina con una moneda, los pañuelos anudados y los papeles en la caja.
Muchos magos a lo largo de los años han honrado a este grande de la magia realizando sus rutinas tal como él las hacía o creando su propia versión de las mismas. El mismo Dai Vernon, conocido como el hombre que engaño a Houdini, cuando le preguntaban si había alguien capaz de engañarlo a él respondía: “Sí, Tony”
A continuación incluimos algunos de los videos de sus apariciones televisivas en el show de Dick Cavett en la década de los 70. De más está decir que el ritmo del programa y de las actuaciones no es para nada a lo que estamos acostumbrados en la actualidad. Teniendo en cuenta esas distancias espero que disfruten de un mago que sin duda ha dejado su huella en el arte de lo imposible.
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